Nunca había hecho torrijas, de hecho no se si ni siquiera las había comido alguna vez, pero estos días los mostradores de las pastelerías se llenan de ellas y el otro día me apeteció comerlas. La idea de empapar pan en cerveza me pareció más que apetecible, así que me puse a ello.
He utilizado una Te Deum Ambar, por ninguna razón en concreto, simplemente porque fue una receta algo improvisada y de lo que tenía en casa en ese momento me pareció lo más apropiado. Creo que le van bien las cervezas belgas con sabores dulces, incluso puede resultar curioso hacerlo con una de frutas (a ver si alguien se anima a probarlo y nos lo cuenta). También quedaría bien con una Ambar export, que ya hemos usado en varias recetas.
Pan, cerveza, ralladura de limón, harina, huevo, azúcar, canela y miel para acompañar.
Se recomienda hacerlo con pan del día anterior, e incluso venden pan especial para torrijas, que es un pan aparentemente normal que dicen que es para las torrijas y te cobran el doble. Yo he usado una chapata comprada en el día, y han quedado bastante bien.
Cortamos el pan en rodajas de un par de centímetros de grosor (si son demasiado delgadas se romperán al freirlas y si son muy gordas no se harán bien). Las ponemos en un recipiente con un poco de ralladura de limón, una pizca de canela y la cerveza (si os gusta muy dulce con un poco de azúcar). El pan chupará rápidamente el líquido y lo dejamos que repose un par de horas. Pasado este tiempo pasamos el pan cuidadosamente por un poco de harina y luego por huevo batido. Luego las freimos en abundante aceite caliente hasta que estén doradas, y las sacamos a papel absorbente para que quitar el exceso de grasa. Espolvoreamos azucar y canela al gusto y listas.
Las hemos comido acompañadas con miel y estaban muy buenas. No ha sido una mala experiencia esto de hacer torrijas.