El sábado amanecimos descansados y listos para darlo todo, este era el día grande y había muchas cervezas que probar. A eso de las 12:30 llegamos a la AMCA y fuimos directos a probar la Socarrada, una cerveza curiosa de miel de tomillo, pero como que me faltaba el pollo asado para acompañarla. Cuando la estábamos terminando Rodrigo, de El Jardín del Lúpulo, nos presentó a El Oso y el Cuervo que no habían llegado a tiempo a la feria, pero querían que probásemos sus cervezas. Como nos cuesta decir que no a una cerveza, junto con ellos y HomoLupulus nos dimos un pequeño viajecito al aparcamiento a lo que denominamos una “cata furtiva”. Probamos Sangre de Ceres, una rica y refrescante kölsch con mucho futuro, que apuntamos para disfrutar con calma la próxima vez que la encontremos y una prueba de una stout que a mi parecer estaba demasiado fría como para disfrutar de sus matices.
De vuelta a la civilización ya empezaban a rugir los estómagos así que, como tocaba algo light, dimos cuenta de unos ricos montados de chorizo bien grasientos. Para acompañarlo optamos por la doble malta Kettal Fanega y la Almíbar, una IPA que me esperaba más fuerte, pro buena para acompañar la comida. De postre me decidí a probar la Cibeles X-File, una IPA light de baja graduación y amarga, pensada para el verano.
La siguiente parada fue Sr Bu donde probamos la receta mejorada con el aroma que aporta el Hop Rocket, fueron cambiando el tipo de lúpulo a lo largo de la feria con lo que la experiencia cambiaba. Nos hablaron sobre la frívola, y por qué no decirlo, estúpida demanda de Osbourne por llevar el nombre de Toro, su ciudad de origen, en la etiqueta.
Como ya nos íbamos animando decidimos volver a pasar por el stand de Spigha y probamos al Gurugú, que nos faltaba, y repetimos con la Na Valora, confirmamos que todas eran increíbles. También tomamos una Yria brown ale, que nos faltaba por probar, muy rica. Continuamos con la Bresañ rubia, otra destacable del fin de semana, y la Emelisse Triple IPA, momento mi memoria empieza a fallar sobre el orden y gustos así que no daré muchos datos sobre las cervezas.
Después de preguntar durante todo el día por oh, cerveza! debido a una deuda que tenía pendiente de pagar, por fin le encontramos y nos juntamos varios grupos, Jardín del Lúpulo, becario incluido, los reconocibles “funestos”, Mikel de BBF, HomoLupulus, el Gato que bebía Cerveza, Las llaves de san Pedro, El Oso y el Cuervo, Nicolas, de L’Europe y su encantadora familia, y colegas de todos entre los que estaba @ilis al que tendremos que nombrar miembro honorífico del blog.
La naturaleza celebraba con nosotros tal reunión de celebridades con un señor chaparrón, acompañado de su momento tormenta de granizo, ¿buen o mal augurio? Cada uno que lo interprete como quiera. Os podéis imaginar el panorama, estábamos tan animados que ya no había vuelta atrás, que si prueba esta, que si alguien quiere de la de tomillo, que si el becario necesita un twitter aparte para desahogarse, pásame una trufa de chocolate, prueba esta otra, que si seguro que nadie quiere de la tomillo por favor… Nos reímos un montón y lo pasamos en grande, sin duda la tarde del sábado fue el mejor momento del fin de semana.
Mientras transcurría todo esto, y en un orden que no recuerdo, probamos la Naparbier El Raval, Zibeles, me gustó y se me olvidó comprar para casa, Vaccevm Malta, Brewdog Hardcore IPA, me la esperaba muy extrema pero me encantó, Vg Noster Quercus, Les Clandestines Farigola, Yria Oscura, Lluna negra, muy buena, Bresañ la Maricantana, Dougall’s Leyenda, De Ranke XX Bitter, Brewdog Dogma, Evil Twin Yang y vete tu a saber qué más.
Para terminar, hora y pico después de la supuesta hora de cierre, con música animada saliendo del stand de La Cibeles y un tipo pintando un graffiti cervecero (el mismo que ha pintado el mural que está en la fábrica de La Cibeles), no era el momento de ir para casa. Nos marchamos cargados con el pack de Spigha, la Pacific, unas ricas sardinas y mermeladas de Domus y Guinea pigs hacia la Cervecería L’Europe. Allí Nicolás nos deleitó a todos los presentes con codillo, costillas, salchichas, bocaditos bábaros y postre, todo ello regado con una Urthel Samarath, qué mas se puede pedir… Quizás una preciosa caja de Tongerlo Prior con su copa y vaso de chupito que nos llevamos a casa, todo por cuenta del anfitrión.
Esa noche dormimos como benditos. El despertar no fue tan agradable pero eso lo dejaremos para la siguiente entrada…