No somos nosotros muy aficionados a las cervezas lámbicas y mucho menos a las de frutas, pero compramos la Mort Subite para hacer esta tarta y hemos aprovechado y la hemos catado. Nuestra primera y yo creo que única experiencia hasta el momento con este tipo de cervezas fue en Bélgica donde decidimos probarlas y una pinta de grifo se me hizo algo interminable debido a su dulzor.
En la antigua fábrica de Keersmaeker llevan haciendo cerveza desde el siglo XVI en Kobbegem. El nombre de Mort Subite vino tiempo después y hace referencia a la forma “súbita” en la que los empleados de la fábrica tenían que acabar sus partidas de dados cuando tenían que comenzar a trabajar tras los descansos. En los últimos años ha cambiado un par de veces de manos, perteneció a Alken-Maes, Scottish & Newcastle y ahora a Heineken.
La Mort Subite es una cerveza lámbica, es decir no se le añade ninguna levadura y tiene una fermentación espontánea, se le añaden frambuesas y bayas de saúco para sacar los sabores frutales. Lleva malta de cebada y trigo ambas inapreciables tanto en el aroma como en el sabor. Tiene una graduación de 4.3%, espuma blanca y espesa y un color rosa fuerte e intenso. El aroma es totalmente frutal, muy dulce, como una piruleta o un flash, algo empalagoso. En el trago notamos los sabores a la frambuesa y el toque ácido propio de este tipo de cervezas. No tiene mal sabor, está buena, pero no son los sabores que más me gustan en una cerveza.
En definitiva para los aficionados a este estilo es una buena cerveza, para nosotros no es de nuestras favoritas y cuando tenga antojo de algo dulce, prefiero comerme la tarta a beberme la cerveza.