Ya de vuelta y con buenas sensaciones de nuestra escapada aragonesa al Biragoza toca sentarse con un poco de calma y analiza esta feria que se confirma como una de las importantes del panorama nacional.
El viernes después de madrugar y de una larga la mañana de curro cogimos el tren en Atocha y en hora y pico nos plantamos en Zaragoza, llega tan rápido que no nos dio tiempo a echarnos la siesta en el tren, tanta tecnología nos está deshumanizando y estamos perdiendo nuestras tradiciones más ancestrales.
A eso de las 7 y media llegamos a la Plaza de San Agustín, todavía hacía mucho calor pero ya empezaba a animarse el ambiente. Armados con la guía, que era muy completa y del tamaño perfecto (el del bolsillo trasero de mi pantalón) y del vaso, que era un poco más grande que el del año pasado, empezamos la ronda y preguntando a los productores nos confirmaron lo que ya suponíamos, que la mañana y la tarde del viernes hasta el momento había estado bastante muerto pero que todo pintaba a que con luna casi llena otra avalancha de maños llenaría la plaza.
La asistencia a la feria ambos días fue todo un éxito, se repitió el buen ambiente vivido el año pasado y esta vez los productores vinieron bien preparados, con la plaza a rebosar apenas hubo colas para pedir las cervezas, el año pasado con una asistencia similar hubo esperas de más de una hora.
La disposición de los stands de los productores fue uno de los puntos a mejorar, las dos pedazo de carpas de la organización ocupaban media plaza. Tenían espacio de sobra mientras que los productores, que deberían ser los protagonistas del evento, no sólo estaban ajustados sino que la carpa grande cortaba el aire y había zonas donde podías darte una sesión gratuita de sauna.
Otro de los puntos flojos era el único grifo para limpiar el vaso donde se formaban largas colas y el obligarte a cruzar la plaza llena de gente se hacía un poco pesado.
En cuanto a la comida, es un tema que siempre puede mejorar pero estuvo al nivel de otras ferias a las que hemos ido y fue una mejora respecto del año pasado. La organización puso un puesto donde vendían bocadillos de salchichas que no estaban mal y en la caseta de la plaza se podía comprar hamburguesas, mejillones, muslos de pollo a la cerveza y más salchichas.
Como siempre lo mejor fue el ambiente, las personas a las que conoces y con las que te reencuentras, queda más que demostrado que en la ONU tendrían que poner unos puestecillos de cerveza artesana para solucionar todos los problemas del mundo. Como curiosidad que pocos de los asistentes sabrán, el viernes a altas horas, cuando quedábamos cuatro amigos en la plaza, tuvo lugar un galáctico partido de futKeykeg, una mezcla improvisada entre futbol y balón prisionero con un sufrido KeyKeg, nadie tenía muy claro cuáles eran los equipos ni las reglas pero jugaría que ganamos :P.
Voy a ir al grano porque me enrollo y termino sin hablar de cerveza. Para que podáis haceros una idea, el éxito fue tal que, a pesar de traer mucha más cantidad de cerveza que el año pasado, la mayoría de los productores agotaron todas las existencias.
Como suele pasar en estas ferias veraniegas hubo poca cerveza ale negra entre las que destaca especialmente la L’Anjub Juliette, para mí la mejor de la feria, y como novedad para mí, la Gisberga Porter. En cuanto a las IPAs, que tampoco abundaban, a destacar como novedad la Guah.a, Imperial IPA colaboración entre Guinea Pigs, Milana y Bayura y en las Pale Ale aparte de las viejas conocidas Dougall’s 942 y Spigha Na Valora me llamaron la atención la fresca Populus Pale Ale y L’Anjub 1907. En cuanto a lager me gustó la correctísima Glops Negra y como internacional me quedo con las St. Georgen Keller que entraban solas a última hora. En estas ferias trato de pasarlo bien, tanta mezcla de birras unida a la falta de memoria no da para ningún análisis exhaustivo por lo que las cervezas destacadas están basadas en las sensaciones que recuerdo que me dejaron en el momento.
En resumen, una gran feria que lo ha vuelto a petar este año y que nos ha hecho pasar otro gran y divertido fin de semana en Zaragoza. A ver si para el año sacamos un ratito para ver el Palacio de la Aljafería y la SEO, que el ansia nos puede y no nos separamos de los grifos en todo el día.
¡Ah! que se me olvidaba, David, exproductor de Ibón, contó un chiste que me tradujeron simultáneamente los chicos de Tyris y Spigha que decía algo así como que del cuello a la ceja hay un palmo… Pau (Lupuloadicto) me dijeron que tú lo pillarías jajaja